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JASON (de nuevas)

En mitad de desierto

En mitad de desierto

 

Nos soltaron allí, en mitad del desierto. El viento nos golpeaba la cara. Era un viento poderoso, que decía: "en este momento sólo pretendo haceros felices; pero no me enfadéis, que puedo joderos de verdad". Podríamos haber corrido 1, 2 o 20 kilómetros, que seguiríamos en el mismo lugar, puede ser que más cerca de la frontera argelina.

Más tarde se nos acercó un tipo: "Yo soy el tío Patxi", dijo a sabiendas de que a pesar de nuestro espíritu aventurero, dromedarios, cous cous o alminares, necesitamos elementos, aunque sea un ninguneado nombre, que nos hagan sentirnos parte de nuestro sempiterno continente.

El tío Patxi, sonriente y escuálido, era el guía de una ruta entre grandes rocas del desierto. La alta temperatura, rondarían los 35 grados, los asesinos reflejos del sol en la arena, hicieron que poco a poco nuestros rostros blanquecinos y nuestro cuerpos macilentos se fueran tornando rojizos y rosados. No así el del guía, cuyas arrugas limpias y tersas de un marron cobrizo, brillaban con la luz del sol y los reflejos de su turbante azul celeste creando un todo con la belleza del paisaje escarpado."Pronto llegaremos al Niágara del Sáhara" nos decía en tono burlón.

 

Entre tanto, un carro de niños juguetones, oscuros como el tizón y de ojillos almendrados, nos seguía tratando de vender baratijas. Un bolígrafo señorita. Un dinar, por favor. Chapurreos de nuestra lengua aprendida a la fuerza del mercado ambulante.

 

Comentó algo un compañero de ruta, uno de aquellos que siempre dicen una palabra de más o algo fuera de lugar. A los que gusta escuchar sólo por el morbo de la próxima parida. Para nos ser entendido por el guía lo dijo, muy educado él, en catalán, pero en alto, para la parte del grupo que sí la comprendía.

Y el tío Patxí amablemente le contestó en catalán: que no se preocupara, que no quería matar a nadie del calor. El compañero fanfarrón trató de salir como pudo de aquella, alabando que un tunecino bereber conociera el catalán. El tío Patxí hizo alusión a alguna que otra estancia en la costa brava. Dando a entender que la vida en el desierto no era sólo la que le había tocado.

 

6 comentarios

Caravinagre -

¡Qué grande el tío Patxi, Txema o cómo fuese!
Fantástica la escapadita a Túnez. La historia me encanta, la última frase es demoledora.
Pobres fanfarrones sube palmeras, no han podido elegir la vida que les ha tocado y así se han quedado: escasos. Escasos de todo. Pequeñitos por dentro.

Menudos diálogos brokers y bohemias funcarralistas. Es cierto que la gráfica de abajo es totalmente mercado de valores, pequeña Carola. La flor de arriba mucho mejor. Ha quedado muy bien.

Sabes, me da pena y miedo que se me olviden cosas de Túnez. Disfruté mucho de algunas pequeñas cosas.

Almudena -

I´ve changed my name. Podría ser un plan así. Trabajo en la calle X, recorro Madrid en metro (realismo social), vuelvo a mi casa (bohemia, amor, risa), me despierto (zumo de naranja natural), visita al Padro o a los Caídos en su visión esperpéntica, paseo por Serrano con una café (Bradshaw) y Retiro (música en directo,historias fascinantes).

Definitivamente el gráfico te da un toque de corredor de bolsa. ¿Dónde se sitúa el barril Brent?

carol -

pero por lo menos el quitado el fluorescente, no?
gracias por los consejos. Bohemia a tope en el bronx de Fuencarral.

Sara -

Bonita careta de entrada!! Sigue la flor japonizante, pero ahora con vitriados sobrios. Me gusta!!!

....pero es el orgullo de la tierra navarra, jajaja!!

carolina -

Eso de broker no acabo de pillarlo, jajaja.
El niño era un sol, y conseguía que todos los demás nos dejaran en paz. Creo que fue lo más bonito, aquel paseo a 40 grados.

Dintel -

Vaya, vaya esa escapadita por Túnez. Me ha gustado mucho tu relato. Tíos Patxis hay en muchos sitios, pero fanfarrones atraca palmeras desgraciadamente también...

Te has olvidado del adolescente bereber que abandona las órdenes paternas de atracar turistas; por edad, consiguen dar mucha pena niñitas con ojos preciosos, así que él se interesa por la situación de otros países.
Pero el tío Patxi, que se ha labrado su vida en el desierto comercial, le regaña. Él tiene la suerte de recitar a Ampuria Brava y sus menores.

P.D: Ese gráfico le da un toque profesional a tu rincón. ¿Carolina se ha hecho broker?
Besos!!!