TROZOS DE PAN

El mendigo pasea por Obanos. En cada lugar que se precie tiene que haber, al menos, un mendigo. El nuestro se ha convertido en el centro de especulaciones, la que más campo ha adquirido es que se escapó de un manicomio. Cruzo su mirada con la mía, en busca de atisbos de locura, y no me parece un loco. No sabemos dónde duerme, pero parece que debe ser en un lugar cercano a la ermita San Lorenzo, la 3ª ermita, hace años abandonada. Él pasea por los campos, y por el pueblo, busca en los contenedores sin ningún disimulo. Tiene la barba larga, de mendigo, y el pelo también largo.
Mi madre, como sabe que come la comida del basurero, ha empezado a meter el pan que sobra en bolsas aparte para que al menos el pan que se coma, esté limpio. Hay veces que mi madre hace cosas que me hacen que me sienta orgullosa de ella.
3 comentarios
leyre -
Hipolipo -
Conchita -
Muy bueno lo de tu madre!!!