REPORTERA INTRÉPIDA
Buenos días, por no decir otra cosa en este verano frío y tedioso. Cada mañana me cuesta más levantarme, arrancar a mi pobre Astra, y ahogarlo en la autopista para llegar lo antes posible dentro de esos diez mintuos de rigor tarde con los que contamos todos. Entro en la redacción, sonrío y saludo, apenas se alzan tres caras. Después soy yo la que tiene que saludar al gestor. Por lo menos ya no me mandan cosas en las que tenga que ser la más graciosa y divertida del continente, ya se han dado cuenta de que no lo soy. De que no puedo ponerme a cantar con unas abuelas borrachas en fiestas de Marcilla ni guiñar un ojo a la cámara mientras hago algún comentario ocurrente al mozo que acaba de hacer un recorte en la bajadica del Pilón. He terminado cogiendo complejo de setón, y lo digo en serio. Ahora me creo que pasar las horas a mi lado debe de ser un verdadero infierno, pues no estoy todo el rato bromeando con cada redactor o cámara que se me pasa por delante. Bueno, quienes se han adecuado conmigo, antes que yo, al mundo de la farándula, las risas enlatadas y del creerse que eres importante sólo porque una dvcam te enfoca, así lo consideran, que soy sosa, digo. Me habré confundido de medio, no digo yo que no, supongo que en un periódico no habrá que ser Chaplin. Pero yo, la verdad, no creo que para hacer una puta noticia haya que serlo y para según qué reportajes tampoco. A mí estar todo el rato viendo al imbecil de turno hacer el chorrita delante de una cámara no me parece ni entretenido ni divertido. Pues si no soy graciosa y no me suelto, pues no me suelto, tampoco creo que sea para tanto!