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JASON (de nuevas)

APRENDIZ DE TOXICÓMANA

APRENDIZ DE TOXICÓMANA

En los autobuses no habla mucha gente. Quién sabe por qué, las conversaciones poco a poco se van acallando. Y al cabo de un rato, un estornudo o un carraspeo en el último asiento, se escucha claramente desde la plaza del conductor. Por eso, quizá también porque los decibelios de su timbre sonaban por encima del umbral máximo auditivo, todos los pasajeros estábamos pendientes de su conversación. Tenía unos dieciséis años. Adolescente, cuando llamar la atención es el objetivo vital. Lo cual explica que nos contase, cual monólogo, su vida, experiencias, ilusiones y esperanzas:

- Este año en fiestas me voy a volver a poner hasta el culo. Tengo unas ganas de que lleguen, chaval. El año pasado fueron la hostia, todo el día ciega- le contaba a una amiga que iba a su lado, algo más discreta.

- Ya, por eso – contestaba a la amiga-. Ahora estoy súper controlada. Después de que me metiera en el Proyecto Hombre, mi madre no me deja salir por las noches. Pero en fiestas, como puedes ir metida a las doce de la mañana… le diré que voy a la procesión, o a las vacas, o algo.

- No disimulaste bien, tía- le contestó la amiga, quizá consciente de que su parte de conversación era indispensable para que siguiéramos la historia- Yo me acostaba en la cama y pasaba unas horas, con los ojos como platos, eso sí. Pero no me levantaba para que no se dieran cuenta. Y luego, con los tranquilizantes que trajo la Patri, más o menos me dormía un rato.

- Yo no podía, colega. Por eso mi madre me pilló. Que me da por el culo, que en la residencia te tratan de puta madre. Además, al cabo de unas semanas me dejaban salir un rato por la tarde. Y pillaba el autobús, y para Estella, a fumarme unos petas.

El silencio era absoluto y a la aprendiz de toxicómana se le escuchaba como si de una conferencia se tratase. Las mujeres de delante comentaron que era hija de la no sé quién. Y que, qué pena, con lo buenecica que era su madre.

Se escandalizan de que en las grandes urbes los jóvenes se reúnan a beber alcohol en masa. No creo que les preocupe por el fallo de estructura que conlleva hacer un botellón para ser los más borrachos del país. Les importa porque no les dejan dormir, les mean las calles o les rompen las farolas. No parece, sin embargo, que nadie se escandalice de que España sea el país donde más cocaína se consume del mundo. Con el tema de las drogas se contentan (o se creen que ya han cumplido su objetivo) con unos mensajes gubernamentales; o con cerrar los ojos y pensar que sus hijos no lo hacen. Porque, como están prohibidas, la gente hace menos ruido. Y se atonta, muere, o enferma; pero en silencio. Y sólo si entras en una discoteca puedes ver el baile de mandíbulas y el tamaño de las pupilas. O sólo si abres bien los ojos, puedes ver cómo en los pueblos, las niñas de 15 años se meten ketamina para creerse mayores. Y cómo los chavales pasan las horas muertas de los sábados, en la plaza del pueblo, metiéndose rayas. Pero estos jóvenes, como viven lejos, o en los barrios alejados, parece que no importan. Mucha hipocresía.

7 comentarios

jason -

examen sin tilde.
Eresfea, como bien a dicho Caravinagre, corrige como amor

jason -

Si quieres apuntes pide, que yo, otra cosa no, pero a clase todos los días. Es verdad, ahora tocan las empalamadas de estudio, que son las más divertidas. A mí se me pone el mismo dolor de cabeza después de un exámen que de una noche por ahí, así que prefiero lo segundo.

Caravinagre -

Yo creo que es cierto que saber decir "no" está muy infravalorado. Por cierto, el otro día iba en la 'villavesa' y se montaro media docena de quinceañeras o catorceañeras y sus conversaciones eran para el gran público. Al limpio grito, y en fin, conversaciones de medio pelo.

"De hacer el tonto con plena consciencia de lo que se esta haciendo, acordarse de las cosas, vivir sin resaca..." Bueno, yo ya dije que no sé si soy quien para dar estos consejitos. ¡Qué todos tenemos nuestro pasado, concho! Pero por suerte he de decir que levantarse sin resaca después de una noche de farra es lo más bonito que se ha inventado en este mundo, lo cual quiere decir que que la farra tiene que ser re-planteada desde otro punto de vista.

A mí por lo menos me quedan muchas noches de 'sindormir', muchos días de 'nollegonollego' y muchas semanas de recolección de apuntes. Todos esperamos no tener esta resaca hasta septiembre. Ánimo Jasón, Hipolipo y... Eresfea, ánimo y corrige con mucho amor. jejeje.

Un abrazo. Y hasta la vista.

Hipolipo -

Hasta hoy no me había dado por leer tu columna.
Es una pasada, tienes razón de lo pedorras que son las "peques", parezco una abuela pero es que me siento así.
Las veo tan "metidas" que me da penica pensar en todo lo que se pierden: una fiesta de risas, de hacer el tonto con plena consciencia de lo que se esta haciendo, acordarse de las cosas, vivir sin resaca...
Ahora nos toca a nosotras "drogarnos" de materias horribles, espero que te salga todo bien para que no te duren los efectos hasta septiembre.

Eresfea -

¿Las aprendices eran como la de la foto?
En serio: la noción de límite, la capacidad para decir "no" está muy infravalorada. Y luego pasa lo que pasa.

carol -

Jo! Muchas gracias! Me ha parecido un comentario super bonito!

Caravinagre -

Desgarrador.

Es un topicazo como una catedral, pero lo tengo que soltar: "ojos que no ven, corazón que no siente". Así, funcionamos en esta sociedad. AL igual que con los trastos viejos o las cosas que nos molestan en casa las escondemos en el trastero, encima de un armario, o en algún cuarto oscuro; con estas lindezas de la vida hacemos lo mismo, las enviámos a algún lugar dónde creemos que no nos molestarán. Escondemos esto en la noche, en esos cajones de la redacción de un periódico donde guardan noticias no publicadas.

De verdad, que esto es lo que más me aterra, me encoge el ánimo, y me quita el sueño. Cuando salimos por las noches, cada vez lo hago menos, nos damos cuenta en nuestra cuadrilla que nos hemos hecho mayores: a los sitios (bares, garitos y tabernas) que nos gustaba frecuentar, ahora cuando entramos subimos de golpe la media de edad. Debemos emigrar a otro sitio, nos decimos. Mientras buscamos nuestro lugar vémos a chavalicos y chavalicas de 15, 16 o 17 años totalmente 'saturados' y 'repletos' de noche, y me quedo sin ganas de fiesta, de verdad. Se ven cuadros grotescos. Y no sé cómo y en qué podemos hacer algo.

Quiero pensar que el día le gana horas a la noche para que no pasen cosas de esas, para que no estén escondidas en los rincones del trastero de nuestra sociedad. Quiero confiar en que hoy son aprendices de no se sabe muy bien qué, pero mañana ya tendrán la lección aprendida y no cometerán estos errores. De verdad, no sé qué se puede hacer. Y yo, por supuesto, también tendré algo de culpa en todo esto, al fin y al cabo no he sido mucho mejor. Ni mucho mejor ejemplo, ni mucho más trabajador para que esto no ocurriese.

Me has conmovido. Gracias por escribir esto.

Un abrazo.