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JASON (de nuevas)

Borracho y desnudo

Cruzó la calle borracho y desnudo. Las piedras se le clavaban en los pies.  Señores a su paso sonreían  o ponían cara afectada, según entendieran la moral como un acto de estupidez o superioridad humana. Cantaban las grullas bajito y sonaba algún grillo desafinado, vagabundo en un universo verde y azul. “Hermano, ¿qué hacés? No ves que hay niños por la calle y que a nadie le interesa tu gran verga?” No podía articular palabra, no podía, el sonido de los disparos seguía cruzando su mente, aquella bala que aún esperaba en su revólver. “Mano, ¿no ves  que es domingo, que algunos estamos yendo a misa? Un niño chiquito colgaba de sus hombros, arremolinaba los cabellos negros de aquel hombre. Se quedó mirándole, aún mudo, aún paralizado y ciego. Vio como aquel individuo introducía la mano en su pantalón, intuyó lo peor. Sacó su pipa  y apretó el gatillo. Cerró los ojos. Echó a correr y giró la esquina. Cruzó la calle, borracho y desnudo. 

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